Este vuelo hace realidad la ambición común de los cuatro grupos de descarbonizar el transporte aéreo y de desarrollar una industria francesa de producción de combustibles de aviación sostenibles, condición indispensable para la generalización de su uso en los aeropuertos franceses.
El biocombustible utilizado para este vuelo fue realizado con desechos y residuos provenientes de la economía circular. Total produjo este combustible a partir de aceite de cocina usado en su biorrefinería de La Mède, en la región de Bouches-du-Rhône, y en su planta de Oudalle, en la región de Seine-Maritime, sin utilizar aceite vegetal virgen.
Este primer SAF Made in France fue certificado ISCC-EU por la International Sustainability & Carbon Certification, una organización independiente que garantiza su sostenibilidad. Su incorporación en una proporción del 16% en este vuelo permitió evitar la emisión de 20 toneladas de CO2.
Al desarrollar y apoyar de esta manera la primera etapa de una industria francesa de combustibles aéreos sostenibles, Air France-KLM, Total, el Grupo ADP y Airbus están marcando el camino para hacer de Francia un país motor de innovación, al servicio de la transición energética y medioambiental. La legislación francesa prevé hoy en día la incorporación de un 1% de este tipo de biocombustible en todos los vuelos iniciados en Francia a partir de 2022, adelantándose a la ambición de incorporación gradual (2% en 2025 y 5% en 2030) que se realizará en el marco del «Green Deal» europeo.
En respuesta a este cambio de legislación, Total también producirá biocombustibles sostenibles para la aviación a partir de 2024 desde su plataforma sin petróleo en Grandpuits, cerca de París.
Este vuelo ilustra asimismo la complementariedad de las diferentes acciones para la reducción de la huella medioambiental: combustible aéreo sostenible, aviones de última generación y electrificación de las operaciones en tierra. El vuelo se realizó con un Airbus A350, un avión que consume un 25% menos de combustible que el avión al que sustituye.
El combustible fue suministrado al avión con el primer camión de reabastecimiento 100% eléctrico, desarrollado en Francia con la experiencia de Total, y todo el equipamiento de pista utilizado por Air France también fue enteramente alimentado de electricidad.