La transición energética no es una tendencia: es una necesidad urgente y estratégica. Frente a los desafíos que plantea el cambio climático, la presión sobre los sistemas de producción y el crecimiento de las ciudades, la incorporación de tecnologías limpias se vuelve central para garantizar un desarrollo económico sostenible, competitivo e inclusivo.
Con base en la experiencia operativa y el conocimiento técnico acumulado, ABB promueve soluciones articuladas en torno a tres frentes estratégicos: fuentes renovables, eficiencia energética y transporte eléctrico.
En el sector renovable, se trabaja junto a múltiples actores para integrar energía solar, eólica y almacenamiento inteligente. A nivel local, destaca la implementación de un sistema solar autónomo para riego en campos pampeanos sin acceso a red eléctrica convencional. Esta innovación mejora la productividad del agro, reduce emisiones y favorece la inclusión energética en zonas rurales.
A escala global, la automatización del parque solar Al Dhafra (Emiratos Árabes Unidos) —uno de los más grandes del mundo— permitió abastecer a más de 200.000 hogares y evitar más de 2 millones de toneladas de CO₂ anuales. Este tipo de soluciones a gran escala aporta experiencia valiosa para proyectos industriales y de infraestructura energética en expansión.
En eficiencia energética, se promueven sistemas de automatización que permiten monitorear y optimizar el consumo en edificios, industrias y centros logísticos. La implementación de motores de alta eficiencia y drives inteligentes ayuda a reducir el uso de energía sin afectar la productividad. A esto se suma el servicio de almacenamiento energético como servicio (BESS-aaS), que facilita a las organizaciones integrar almacenamiento sin inversión inicial, mejorando la gestión durante picos de demanda.
Por otra parte, en movilidad eléctrica, la empresa acompaña la expansión de la infraestructura de carga en Argentina, con estaciones rápidas ya operativas en corredores como Buenos Aires–Rosario–Córdoba, y nuevas instalaciones en desarrollo. A nivel global, se han comercializado más de un millón de cargadores, incluyendo modelos de alta potencia como el Terra 360, capaz de entregar 100 km de autonomía en menos de tres minutos. Esta infraestructura es clave no solo para la adopción del vehículo eléctrico, sino también para el desarrollo de empleo y cadenas de valor asociadas.
Cada uno de estos frentes –energías renovables, eficiencia energética, movilidad eléctrica– responde a una misma visión: construir sistemas energéticos más inteligentes, resilientes y sostenibles. Pero, sobre todo, más humanos: capaces de mejorar la calidad de vida, potenciar la producción y preservar el entorno.