Bacalar fue fundado por los mayas hacia el año 415 d.C. en el estado de Quintana Roo y fue acosado por piratas durante siglos por su importancia comercial a la orilla de la laguna de los siete colores. Hoy en día se destaca por ser un lugar lleno de cultura cuya influencia puedes observar en las fachadas de todo el pueblo.
Aunque su laguna es su atractivo principal, en Bacalar existen opciones de cultura, diversión y entretenimiento. Por ejemplo, quienes deseen acercarse a las historias caribeñas, pueden visitar el Fuerte de San Felipe, con su santiguas paredes de piedra que remontan a un castillo medieval, el cual hoy en día es el Museo de San Felipe, donde se narra la historia de piratería en la zona por medio de mapas, cédulas y dibujos de lo que aconteció ahí años atrás. Allí los espectadores, además de encontrar una gran colección de objetos antiguos y valiosos, gozarán de una majestuosa vista de la laguna y sus alrededores.
Bacalar alberga uno de los tesoros naturales más hermosos de México: la Laguna de los Siete Colores que además de su belleza única también guarda otros tesoros sorprendentes. Es hogar de algunos de los organismos más antiguos del planeta que podrían ayudar a descifrar el origen de la vida y los secretos que dejaron los piratas de los siglos XVII y XVIII cuando se escondieron allí.
Se le llama de los siete colores debido a las diferencias en los suelos de su fondo, la diferencia de profundidades y la variación en la intensidad de los rayos del sol; todo ello hace que sus aguas reflejen siete diferentes tonalidades de azul.
El paisaje se puede disfrutar en lancha, kayak, velero o moto acuática.
Además, este pueblo mágico también es la puerta de entrada a las cavernas subacuáticas del Cenote Azul, localizado a 30 Km al noroeste de Chetumal el cual se conecta con el lago de Bacalar. Ideal para la práctica de buceo o esnórquel en el magnífico Cenote Azul.
Otra de las cosas a disfrutar en Bacalar como en el resto del estado, es la gastronomía, la cual tiene una gran influencia de la cocina yucateca y beliceña, donde se destaca el «rice and beans», plato que tiene la particularidad de estar cocinado con aceite de coco. También se elaboran tamales de xpelón (una variedad de fríjol) y el sotobichay (brazo de reina) que es un tamal con chaya.