Mientras que en el resto del mundo se ha convertido en una reliquia, el fax sigue vivo en Asia por motivos de seguridad, burocracia y costumbre.
En Japón, uno de los países tecnológicamente más avanzados del mundo, el uso del fax está más extendido de lo que cabría esperar. Algo similar sucede en Taiwán y otros países de la región. Resulta curioso que sea precisamente en países como los citados, naciones punteras en el desarrollo de nuevas tecnologías, donde el uso de estas máquinas todavía tenga peso en los tiempos que corren.
El fax, la transmisión de documentos escaneados a través de la red telefónica, comenzó a despuntar a finales de los 70 y se popularizó en los 80 gracias a marcas como Exxon y Xerox. Fue en Japón donde esta tecnología atrajo más adeptos, algo que ha definido que el país del sol naciente siga contado con un copioso parqué de este tipo de máquinas.
A principios de esta década el Gobierno de Japón indicó que el 100% de las oficinas de empresas y el 45% de los hogares nipones contaban con esta tecnología, la cual se encuentra en continuo detrimento en otros rincones del mundo.
Detrás de unas cifras que pueden sorprender por occidente se encuentra una profunda relación de la población con esta tecnología. Especialmente en Japón, un país que entró con fuerza en el mercado del fax a finales de los 70, el tintineo de la hoja de papel siendo impresa todavía se deja escuchar con fuerza.
El hecho de que la población nipona esté envejeciendo a gran velocidad -se estima que para el 2060 el 40% de sus ciudadanos superará los 65 años de edad- es una de las razones por las que el fax todavía pervive en el país. Muchos de los ancianos de la nación que preside Shinzo Abe están acostumbrados a usar este medio para comunicarse, un hábito que no parece que vaya a cambiar a corto plazo.
Fuente: La Vanguardia